Manuel García Ferré con los personajes de Hijitus. Imagen de NOVA La Plata. |
Este Jueves Santo amaneció con una triste noticia para los argentinos. Manuel García Ferré, uno de los artistas gráficos más reconocidos de nuestro país, murió esta madrugada a los 83 años, tras haber sido operado del corazón en el Hospital Alemán.
Sin duda, lo primero que se nos viene a la mente al pensar en este caricaturista español, pero radicado en Argentina, son los dibujos animados de Hijitus, quien, con la ayuda de su incondicional amigo Larguirucho, combatía al Profesor Neurus. No obstante, ése no es su único legado.
Prolífero.
La lista de personajes creados por la mano de Manuel García Ferré es extensa. Comienza a principios de la década del '50 y culmina con Pantriste en el año 2000. Por eso, a raíz de su fallecimiento, en muchos medios de comunicación no se ha dudado en catalogarlo como "un Walt Disney argentino", debido a la cantidad de personajes que quedarán como una herencia siempre vigente, no sólo en nuestro país, sino también en toda América Latina, ya que no hay un caricaturista cuyo trabajo pueda ser comparable y que haya tenido tanta fama en otros países americanos de habla hispana.
Tapa de Anteojito conmemorando el 9 de Julio de 1816. Imagen obtenida en el blog Anteojito. |
Hagamos la tarea.
Quién puede negar el rol fundamental que cumplieron Anteojito y Trapito para que muchos de nosotros pudiéramos hacer nuestra tarea durante la escuela primaria. Sin la más remota idea de la futura posibilidad de imprimir un artículo completo de Wikipedia o de tipear una búsqueda en Google, estas dos revistas, junto con Billiken, fueron durante décadas algo así como biblias de conocimiento que se consultaban a la par de las enciclopedias. Cualquier trabajo de colegio las tenía entre su bibliografía y, por supuesto, también se ilustraba con sus imágenes. Ni hablar de la utilidad que tenía la información sobre las efemérides nacionales.
Quién puede negar el rol fundamental que cumplieron Anteojito y Trapito para que muchos de nosotros pudiéramos hacer nuestra tarea durante la escuela primaria. Sin la más remota idea de la futura posibilidad de imprimir un artículo completo de Wikipedia o de tipear una búsqueda en Google, estas dos revistas, junto con Billiken, fueron durante décadas algo así como biblias de conocimiento que se consultaban a la par de las enciclopedias. Cualquier trabajo de colegio las tenía entre su bibliografía y, por supuesto, también se ilustraba con sus imágenes. Ni hablar de la utilidad que tenía la información sobre las efemérides nacionales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario