Desde esta mañana, circula en Twitter la recomendación de leer El error de la prensa militante, un artículo escrito por Silvio Waisbord, profesor de Periodismo y Comunicación Política en la George Washington University, y publicado en La Nación.
Se trata de un análisis de la prensa militante en Argentina que, sin entrar en detalles sobre las características de los programas o los medios oficialistas, que plantea cuáles de deberían ser, según su autor, las características del periodismo. ¿Realidad, utopía, mentira? Aquí, algunos pasajes de la nota que me resultaron interesantes y para reflexionar:
- A pesar de ser comúnmente utilizado en la política argentina, no es claro qué significa "militante" cuando se usa para adjetivar al periodismo. ¿Es aquel que defiende un gobierno o partido más allá de errores, secretos y contradicciones? (...) ¿Es el periodismo que informa sobre cuestiones que estrictamente calzan en la agenda política de un partido o gobierno? ¿Es el periodismo que, autonombrándose voz legítima de la voluntad popular, ignora que lo "popular" representa una sociedad civil con múltiples demandas, necesidades, conflictos e intereses?
- Idealmente, el periodismo debe ser escéptico frente al poder y no ser crítico según el color político o ideológico de quien detente el poder. Debe mostrar los datos de la realidad porque los gobiernos y partidos tienden a producir y creer en sus realidades. Debe investigar los pliegues del gobierno porque el poder inevitablemente mantiene lugares oscuros. Debe poner la lupa sobre problemas que necesitan atención pública y no justificar la noticia según la razón partidaria. Debe estimular a los ciudadanos a conocer lo que ignoran en vez de confirmar sus preconcepciones militantes. Debe incrementar oportunidades para la expresión de la ciudadanía y organizaciones civiles y no ser ventrílocuo de quienes están rodeados de micrófonos. Debe marcar los errores y olvidos a cualquier oficialismo y no ayudar a cubrirlos cualquiera sea la justificación.
- Que el periodismo mantenga distancia del poder no implica que jamás indique aciertos oficiales o tenga convicciones y posiciones claras sobre determinados asuntos. La diferencia es informar sobre la base del compromiso con principios democráticos -igualdad de derechos, tolerancia a la diversidad, respeto a la diferencia de opiniones, acceso a oportunidades de expresión, rendición de cuentas, transparencia del uso de recursos públicos, participación amplia- o la adhesión a gobiernos de turno y plataformas partidarias.
- Se justifica presentar información sesgada para confirmar las certezas militantes y regocijar a los funcionarios aliados. El pensamiento crítico del periodismo es reemplazado por el acatamiento del militante. Cuando la opinión abunda, escasea el periodismo que recaba datos originales y verifica promesas y pronunciamientos políticos. Analizar información o hacer investigaciones propias es más costoso que aplaudir lo que dice el oficialismo o la oposición.
- Contraponer el periodismo como guardián público frente al "periodismo militante" no implica asumir que la prensa sea efectivamente autónoma. En todo el mundo, el periodismo no es una isla, sino que es parte de redes complejas informativas, políticas, y económicas. La autonomía del periodismo, tan celebrada de izquierda a derecha, es difícil. (...) Esta realidad, sin embargo, no justifica abandonar la búsqueda de distancia frente a quienes toman decisiones que afectan a la ciudadanía. La credibilidad del periodismo radica en cultivar espacios de autonomía para informar algo que alguien con poder no quiere que se sepa.
- Otra cuestión sensible es el financiamiento del "periodismo militante". ¿Quién paga por la producción cotidiana de noticia, información y opinión?
- Si los fondos públicos son el sustento del periodismo militante, obviamente, esto continúa un problema medular y de larga data de la democracia argentina: el uso discrecional de dinero del Estado para sustentar el periodismo oficialista y no, precisamente, el periodismo que sirve al público.
- El periodismo siempre informa desde un lugar determinado, no desde un utópico Olimpo alejado de la vida política y moral de la ciudadanía. Reconocer esta situación no implica abandonar la idea de que el periodismo debe procurar mantener distancia frente a los gobiernos y ser crítico de los dogmas perpetuados por quienes recitan sus verdades.
- Se sacrifican los datos cuando la opinión desinformada domina y se usan anteojeras ideológicas para dar información que confirma previas convicciones. Parafraseando a Hannah Arendt, la libertad de opinión se convierte en farsa cuando se ignoran los hechos en función de la ideología o el poder. Tal situación requiere que el periodismo pugne por tener autonomía, respete los datos, y confronte a los gobiernos y ciudadanos con la información que ocultan, desconocen, o rehúsan saber. Esta debe ser la real militancia del periodismo.
1 comentario:
"Idealmente, el periodismo debe ser escéptico frente al poder y no ser crítico según el color político o ideológico de quien detente el poder. Debe mostrar los datos de la realidad porque los gobiernos y partidos tienden a producir y creer en sus realidades."
En el capitalismo avanzado, el poder del gobierno y del partido son una fracción "del poder". También están los grupos económicos y las difusas formas de dominación de clases y raciales...
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