Como sapo de otro pozo

Estando en el extranjero, una fiesta latina que se hace sólo una vez al mes parecía una buena opción para la primera salida en Atlanta. La calificación del evento cuando un argentino me preguntó qué me pareció el evento fue distinto.

Primer impacto. La primera impresión cuando entramos al lugar fue "en mi vida escuché esta música en un boliche ni bailé así agarrada". Merengue, salsa, cumbia... la verdad es que no sé qué género musical era porque no los sé distinguir. Lo que me quedó claro es que en medio de una sociedad en la que prácticamente no hay contacto físico y un cálido saludo suele ser estrechar una mano, esta reunión de latinos se caracterizó por los continuos roces de cuerpos al ritmo de los timbales.
Orgullo nacional. De aquel amor de música ligera... Estallamos en un salto de alegría y euforia, aunque la versión era un tanto "tropical". La segunda canción argentina de la noche venía de la mano de King África con su Me muevo en la disco no puedo parar... Y salta, y salta, salta, salta, salta... Claro que al escucharla no se nos ocurrió saltar ni dejar en evidencia que esa canción era argentina, sino que lo comentamos al oído de manera muy disimulada. Finalmente, llegaron ¡Los Enanitos Verdes! Sí el grupo mendocino deleitó a la reunión latina con Lamento Boliviano, tema que se popularizó en 1994, si no me equivoco.

A dormir. A las 2.45 de la mañana el dj de turno anunció que estaba pinchando la última canción de la noche y agradecía a todos por haber asistido al evento. A las 3.00 todos se habían ido; algunos a seguir la noche, otros, la terminaban en ese momento.
Eran las 3.00 de la mañana y a esa hora terminaba nuestra primera salida (latina) en Atlanta.

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Foto: Sacada de http://www.yesnet.yk.ca/